viernes, 10 de junio de 2011

Poner a girar la Rueda del DHARMA

Se le llama “Poner a girar la Rueda del DHARMA” la primera charla que dio el Señor Gautama y es lo que aprendemos y enseñamos en nuestras actividades Metafísicas: que la vida de muchos transcurre llena de sufrimientos, pero que los podemos solucionar cambiando nuestra actitud por medio del Noble óctuple Sendero, y uno de los puntos es el Recto Pensar, que es el Principio de Mentalísmo. La Gran Verdad es una y no puede ser reinventada; lo que cambia es la forma de exponerla o decirla. Lo expuesto por el Señor Gautama también lo expuso Jesús, más adelante Saint Germain y Emmet Fox. Es lo que, con lujo de detalles, expuso Krishnamurti, haciendo hincapié en algo que Conny redundó en decir y el Señor Gautama también: “Que todo es creación de la mente, que ella inventa cosas para atarnos, haciéndonos sufrir, y que somos la causa de todo lo que nos sucede”.
El Señor Gautama le dijo en Boddhgaya a un Brahmán: “El Brahmán es porque lo demuestra con su vida y no porque nace Brahmán”. Nada hacemos con decir que somos del buddhadharma, metafísicos o de una determinada sociedad religiosa, si en nombre de la enseñanza calumniamos, condenamos, amenazamos, abandonamos al instructor que nos ama porque tiene un defecto, no saludamos a alguien porque nos creemos superiores a los demás, tratamos como adolescentes a los Maestros Ascendidos y le suspendemos el trato a alguien porque dicen que perdió el alma, es prostituta, gay, mentiroso, brujo, acomplejado o cualquier otra cosa. La persona que verdaderamente ejercita el DHARMA que el Señor Gautama expuso y que nosotros enseñamos cada día en nuestras actividades, está rebosante de perdón, es cariñoso, precioso por dentro y por fuera, afectivo, sabe las cosas y las facilita dulcemente, es un sanador, lleva una vida opulenta, su mente está abierta y desprejuiciada, tiene mucha Buena Voluntad con los necesitados, da gusto estar a su lado, no se autoproclama de estar en la mejor escuela ni saber más que los demás.
No todas las enseñanzas llamadas espirituales son lo mismo, porque no todas liberan. Hay escuelas llamadas espirituales que atan, llenan de orgullo, separatividad, prepotencia, soberbia, autosuficiencia, hacen creer que su maestro es el único, el más sabio, el más alto, y para nada conducen hacia el interior a estudiarse internamente, ni logran que se haga un trabajo de ausencia del “yo personal”. Inducen a imitar, a repetir lo que el Maestro y los demás hacen, según supuestas tradiciones esotéricas, a ver que todo lo que no es igual a lo que la escuela dice está mal, y así dañan las mentes de las personas. Dice el Señor Gautama: El que tiene el DHARMA, lo practica y lo da. Le produce a él y a los demás: paz, reconciliación, actitud sabia ante la vida, afectividad, simpatía perdonadora, amistad con todos los tipos de personas, dadivosidad, opulencia, sonrisas, no abanderamiento, no etiquetas, pletoricidad de vida y felicidad al comunicar la Enseñanza.

R. Cedeño